ONG Incide denunció crisis en servicios públicos durante 502 aniversario de fundación de Cumaná

La Organización no Gubernamental advirtió que los ciudadanos padecen consecuencias de precarias gestiones gubernamentales que incrementaron el deterioro de servicios de transporte, salud, alimentación, eectricidad, drenaje y agua potable; así como un alto índice de inseguridad

(Prensa-ONG Incide).- Este 27 de noviembre, fecha en la que se conmemora el 502 aniversario de fundación de Cumaná, la Organización no Gubernamental (ONG) Incide, denunció la precariedad en servicios públicos básicos, que ocasionaron la pérdida en la calidad de vida de los cumaneses y los sumergió en un caos cotidiano que les impide acceder a alimentación, transporte, electricidad, salud, seguridad ciudadana y agua potable, violentando Derechos Humanos fundamentales.

Representantes de la ONG con sede en Sucre responsabilizaron a la administración gubernamental, tanto regional como municipal, por la precaria gestión de instituciones y exhortaron a realizar, con eficiencia, labores que coadyuven a recuperar las infraestructuras  públicas. Aseveraron que, bajo esta realidad, no hay motivos pars celebrar sino para reflexionar y laborar en la recuperación de los servicios básicos que mejoren la cotidianidad en Cumaná.

“En Incide creemos que las autoridades no toman en cuenta problemas de  salud, vialidad,  alumbrado público,  aducción de aguas blancas y negras,  limpieza, transporte, aseo urbano y domiciliario, seguridad. Y los pobladores cumaneses nos hemos acostumbrando y aguantamos  con indolencia”, señalaron a través de un comunicado.

Desde la ONG apuntaron que el sistema sanitario está “en estado de coma”. El Hospital Universitario “Antonio Patricio de Alcalá” (Huapa), está en ruinas, un alto porcentaje de su capacidad de atención al público está inhabilitada. El área de emergencia, no tiene capacidad de atención, la falta de equipos y de insumos médicos para la atención de casos de pequeña, mediana y extrema gravedad; la carencia de instrumentos elementales, y la inexplicable carencia de medicamentos.

Los familiares deben comprar “todo” lo que haga falta para la atención del paciente. El reducido número de médicos residentes, médicos especialistas, personal de enfermería, paramédicos y técnicos, no permite la atención expedita de los pacientes. De igual forma, la red de ambulatorios urbanos en las comunidades de la Llanada, Brasil, Cantarrana, Las Palomas, Fe y Alegría, Caigüire, El Peñón y Cumanagoto están en severa crisis, lo que acarrea el congestionamiento del hospital central.

El precario sistema de protección policial al ciudadano y los altos índices de impunidad por crímenes no juzgados, mucho menos castigados, hacen que la inseguridad sea el flagelo reinante en barrios, urbanizaciones, mercados (municipales y periféricos), parques y plazas, lugares de comercio, el casco histórico y en el centro de la ciudad.

El sistema eléctrico de la ciudad ha colapsado. La falta de mantenimiento, vigilancia y control de las redes de tendido eléctrico permiten el deterioro acelerado del sistema; el robo de electricidad en todas las zonas de la ciudad y, además, el crecimiento de barriadas no planificadas que se “pegan en masa” al tendido eléctrico existente.

Hay un caos del transporte público. La falta de unidades, desorganización de las líneas de transporte, falta de vigilancia, la inexistencia de inspectores que  regulen, ordenen y dirijan el tránsito;  la carencia de un sistema de señalización de paradas, la red de semáforos dañados en su mayoría, 80% de los autobuses paralizado por falta de repuestos, cauchos y baterías, son parte de la situación. A esto le sumamos la aparición de las denominadas “perreras” (camionetas y camiones de estaca) que prestan un servicio humillante y peligroso.

Hay un colapso total del sistema de drenajes: brotes de aguas residuales en calles y avenidas, acumulación de desechos en alcantarillas lo que impide el flujo de las aguas de lluvia. Resquebrajamientos, hundimientos, y rotura del pavimento por la acción de las aguas residuales.

Hoy el Mercado de Cumaná esta hecho un guiñapo: las aguas servidas dan la bienvenida a los visitantes y guían todo su recorrido entre las naves del mercado, la basura está en todas partes en montones pestilentes, el caos y la desorganización dentro de las naves y en las áreas de venta al aire libre es indescriptible; la delincuencia se pavonea inmisericorde en todo el  mercado, los estacionamientos son inseguros y sucios, los sanitarios precariamente funcionan.

Sin embargo, desde la ONG Incide apuestan a la esperanza de una Cumaná próspera, solidaria. Construir esperanza implica que, en ciudadanía, pasemos de la indignación a la acción para lograr la reivindicación de condiciones dignas de vida. “Es necesaria una ciudadanía consciente, formada, organizada y participativa que exija a las autoridades municipales y regionales una ciudad digna para todos, con servicios básicos de calidad”, manifestaron.

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