(23/09/2021)
Las mujeres y los niños son las principales víctimas de estos delitos. Para el año 2018, la ONU determinó que 68% de las víctimas de trata en América del Sur son mujeres. Foto principal: Unicef
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) define la explotación sexual como “cualquier abuso o amenaza de una posición de vulnerabilidad, de poder, o de confianza con fines sexuales para obtener beneficios monetarios, sociales o políticos de la explotación sexual de otra persona”.
Mientras que en el tráfico de mujeres y niños, los perpetradores engañan a sus víctimas y los someten diariamente a situaciones de explotación ya sea sexual, trabajo forzoso, mendicidad infantil, entre otros.
Las mujeres y los niños son las principales víctimas de los delitos de explotación sexual y tráfico de personas. Para el año 2018, la ONU determinó que 68% de las víctimas de trata en América del Sur son mujeres. Para ese mismo año, las mujeres y niñas fueron las principales víctimas de explotación sexual, con un total de 96% de los casos registrados por el organismo internacional.
Según el Informe Global sobre la Trata de Personas, las niñas son tratadas principalmente con fines de explotación sexual, mientras que los niños son utilizados para trabajos forzados.
Emergencia humanitaria compleja en Venezuela
La crisis económica, social y humanitaria que afecta al país complica la calidad de vida de los venezolanos y ha contribuido con la formación de redes de trata y explotación sexual. Esta situación fue denunciada por la Asamblea Nacional electa en el año 2015 y también por la Comisión Presidencial para los Derechos Humanos del gobierno interino de Juan Guaidó.
La explotación sexual y tráfico de personas fue ratificado en el primer informe de la alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, en el año 2019. En el texto, Bachelet se refiere al impacto diferenciado que tiene la minería ilegal en mujeres y niñas que son más propensas a ser víctimas de trata. Esta situación fue denunciada nuevamente en el informe posterior de esta instancia.
La organización de Mujeres Amazónicas Wanaaleru, en el informe Mujeres al Límite 2019, detalló que la violencia hacia las mujeres por motivos asociados a la actividad minera se centra en la construcción de poblados donde se instalan bares, casas de prostitución y ventas de comida controladas y administradas por los mismos trabajadores de la minería, quienes terminan haciendo negocios con fines de explotación sexual que derivan a su vez en altos índices de feminicidios y violencia territorial.
El informe Mujeres al Límite 2019 señala que la mayoría de las mujeres compradas son niñas y adolescentes quienes son violadas, maltratadas y obligadas a involucrarse en actividades criminales por militares, mineros o grupos armados. Las niñas y adolescentes que se encuentran obligadas en la vitrina de escogencia para intercambios sexuales o compra de esclavas son cambiadas por oro (entre 5 y 10 gramos,según la organización). Las más pequeñas, dicen, son las más costosas, pues mientras más edad tenga la mujer será menos solicitada y, por lo tanto, más económica.
Bachelet, en su informe, hizo referencia a la situación de vulnerabilidad de los migrantes venezolanos, especialmente a las mujeres y niñas.
Los países de tránsito del éxodo venezolano son en donde más se detectan estos casos. Según la ONU, Colombia alberga a unos 1,7 millones de venezolanos desplazados. El gobierno de ese país ha informado de un aumento en los casos de trata de personas que se cree que está relacionado con la afluencia miratoria proveniente de Venezuela. Los datos del gobierno colombiano aseguran que durante los primeros cuatro meses del año 2020 hubo un aumento del 20% en el número de víctimas de explotación no colombianas, en comparación con 2019. Estos aspectos fueron ratificados en el informe de la alta comisionada del año 2020.
Grupos más vulnerables
Si bien las mujeres y niños son las principales víctimas de la explotación sexual y la trata de personas, existen subgrupos de vulnerabilidad. La Asociación Venezolana para una Educación Sexual Alternativa (Avesa) específica las personas de mayor riesgo:
-Niñas y adolescentes en situación socioeconómica limitada o en condición de calle. Algunas participan en actividades de subsistencia poco seguras y la dependencia de relaciones de explotación para satisfacer sus necesidades básicas, les ubican en situación de extrema vulnerabilidad.
-Mujer y jefa de hogar en situación de pobreza que tienen dificultades para satisfacer sus necesidades básicas (y las de hijos, hijas y demás familiares), así como la participación en actividades de subsistencia poco seguras las convierten en altamente vulnerables a la explotación sexual comercial.
-Mujeres y niñas indígenas debido a las condiciones socioeconómicas limitadas. Son on vulnerables también por el estigma y el aislamiento social, el alto nivel de impunidad de los delitos de los que son víctimas, la falta de oportunidades y marginación debido a razones lingüísticas o culturales
-Personas lesbianas, gays, bisexuales, transgénero e intersexuales (LGBTI+) forman parte de los grupos vulnerables debido a la discriminación basada en la orientación sexual o la identidad de género, la participación en actividades de subsistencia poco seguras y los niveles elevados de impunidad de los delitos de los que son víctimas.
El punto en común entre los grupos vulnerables son el género y la pobreza. Esto no significa que los hombres no sean víctimas de trata y explotación. Sin embargo, en el caso de la explotación sexual las mujeres se convierten en las principales víctimas. Sus agresores se aprovechan de la desesperación por la falta de ingresos y precarias condiciones generada por la emergencia humanitaria compleja.
Es por esa razón que organizaciones internacionales como la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur) y Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) se han comprometido en diseñar mecanismos de tolerancia cero contra la explotación sexual en mujeres y niños así como la trata.