Las empresas mineras enfrentan crecientes riesgos de disputas con las comunidades en América Latina debido a la frustración por la falta de cambios tras la elección de una nueva ola de presidentes de izquierda.
Si bien el nerviosismo político de la industria ha cedido, ya que se han mitigado los temores por eventuales alzas de impuestos y regalías perjudiciales para la inversión por parte de las administraciones de izquierda en Chile y Perú, las comunidades cercanas a las minas sienten decepción por el fracaso de los gobiernos en asegurarles una mayor tajada de las utilidades de la industria, dijo a BNamericas el consultor de riesgo sociopolítico Matthew Wilson Eames, de la consultora londinense Critical Resource.
Las comunidades ya están comenzando a tomar el asunto en sus propias manos y buscan impulsar sus demandas a través de protestas y bloqueos, tendencia que probablemente se intensificará en 2023, según Wilson Eames (sus comentarios no reflejan necesariamente el punto de vista de Critical Resource o de su matriz, ERM).
BNamericas: Las mineras han enfrentado una tendencia general de creciente riesgo político en Latinoamérica en los últimos años. ¿Está de acuerdo?
Wilson: Es difícil no estar de acuerdo con que la situación política se ha vuelto más complicada para las empresas mineras en Latinoamérica en los últimos años.
Esto ha coincidido con un nuevo ciclo de gobiernos progresistas. Es difícil unificar a todos estos gobiernos con características comunes, pero tienden a centrarse más en los aspectos ambientales asociados a las concesiones mineras y están mucho más sintonizados que los gobiernos de izquierda anteriores con el descontento de la comunidad en torno al daño percibido al ambiente que generan las operaciones mineras.
Hay mucha diferencia entre la nueva ola de gobiernos de izquierda.
En México está el presidente Andrés López Obrador [AMLO] quien, como resultado de la menor dependencia de México de los ingresos mineros, quizás está menos preocupado de impulsar subidas de impuestos y regalías y más enfocado ideológicamente, pues tal vez ve a la minería como una forma de imperialismo occidental que continúa hasta el día de hoy.
Es una herramienta populista para generar apoyo en las bases.
El hecho de que México sea menos dependiente de los ingresos mineros ha permitido que AMLO sea un poco más combativo con las empresas mineras, por ejemplo, con el congelamiento de las concesiones nuevas, que comenzó en 2019.
Un reciente accidente minero [en la mina de carbón Pinabete en Coahuila] en el que murieron algunos mineros artesanales podría llevar a que se prolongue el congelamiento de las concesiones.
En Chile y Perú, se ha visto una mayor preocupación por aumentar la contribución de las empresas mineras a través de impuestos y regalías.
Argentina es otro país que ha retornado a un gobierno de izquierda, pero se ve más proclive a alentar a las empresas mineras, considerando la situación financiera en la que se encuentra.
Wilson: Vemos que el miedo al riesgo político desde arriba, en lo que se refiere a políticas de los gobiernos nacionales, ha disminuido hasta cierto punto.
En Perú, el presidente Castillo tiene un Congreso hostil y dificultades para equilibrar las facciones internas dentro de su gobierno.
Mantiene una relación difícil con Perú Libre, el partido que lo llevó al poder, en lo que se refiere a equilibrar los intereses ideológicos de extrema izquierda de su partido con los de otras facciones de su administración.
Durante el último año no ha habido muchos cambios en el marco regulador de Perú y el Congreso lo limitará continuamente mientras esté en el poder.
El miedo a un cambio más radical en Perú ha disminuido hasta cierto punto y la situación es la misma en Chile, donde el presidente Gabriel Boric ha mostrado una inclinación a moverse en una dirección más moderada.
Lo hemos visto entregar un poder bastante significativo dentro de su Gabinete a figuras establecidas de la centroizquierda y no tener mayoría en el Senado ni en la Cámara Baja va a frenar sus políticas más radicales en lo que respecta a la minería.
Progresivamente a lo largo del año hemos visto menos miedo a cambios realmente radicales desde arriba, especialmente con el rechazo de los ciudadanos a la propuesta de nueva constitución, que tenía algunos artículos preocupantes para el sector minero en materia de derechos de agua, consultas con las comunidades y varios otros temas.
Quizás vuelvan al primer plano algunas disputas más localizadas con las comunidades contiguas a concesiones mineras por la percepción de daño ambiental de las operaciones y la falta de consultas locales, además de la percibida ausencia de redistribución de la riqueza generada por la minería.
Poco a poco el foco está volviendo a las diversas disputas abiertas con las comunidades en torno a las minas, en un fenómeno que es regional, que afecta a Chile, Perú y México.
Durante 2022, quedó claro que la clave del éxito del sector minero en América Latina es tener un plan de socialización muy sólido con iniciativas de relacionamiento bien pensadas y programas de empleo local.
Wilson: Esperan más y ha coincidido con el superciclo de los commodities, que ocurrió entre el comienzo del milenio hasta más o menos 2015 o 2016, y estuvo impulsado por la rápida expansión económica china y un crecimiento global bastante saludable hasta la crisis financiera.
Tal vez hubo un rezago en la percepción de las utilidades del sector minero y ahora esa percepción se ha consolidado más entre las comunidades locales.
Hemos visto una desaceleración significativa del crecimiento chino y el panorama económico mundial se ve mucho más problemático que antes, por lo que en los próximos años es probable que veamos más disputas sobre la distribución de los dividendos económicos de las minas en América Latina, dado que las mineras se sentirán cada vez menos capaces de redistribuir la riqueza generada.
Wilson: Habrá creciente frustración entre las comunidades locales por la percepción de inacción o falta de cambios tras la elección de líderes de izquierda.
En toda la región vamos a ver a varios líderes de la nueva izquierda, como [el presidente colombiano] Gustavo Petro, Pedro Castillo, Gabriel Boric, quienes estarán bastante restringidos por legislaturas dominadas por fuerzas de oposición.
Así que habrá frustración por la falta de cambios reales entre las comunidades y es muy probable que ellos mismos tomen el asunto en sus manos, con protestas y bloqueos.