Sin agua no hay vida. Acceso al agua limitado en Venezuela

Para los años 50, Venezuela había logrado desarrollar uno de los servicios de agua potable más sólidos de toda la región. El país contaba con una infraestructura de calidad que permitió grandes avances, garantizando así estándares en salud pública. Gracias a ello, para la década de los 90, un 87% de la población contaba con un buen servicio de agua potable y saneamiento.
En la actualidad, el país presenta un panorama bastante adverso. El agua potable, considerada un derecho humano, por el impacto que tiene sobre el desarrollo y calidad de vida de las personas, ya no está presente de forma regular en Venezuela y las repercusiones sobre este particular muestran el declive de un servicio esencial para la vida en dignidad. El agua se ha convertido en un derecho humano universal debido a que es imprescindible para todo ser vivo.
En noviembre del 2002, en el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales adoptó, en la Observación General N° 15, en su artículo 1.1, la importancia del agua para la vida y la salud de las personas, estableciendo que “
el derecho humano al es indispensable para una vida humana digna”.
Más tarde, en 2005 y 2015, se realizó el decenio Internacional para la acción “El agua fuente de vida”, es por ello que el 28 de julio del 2010 la Asamblea General de las Naciones Unidas, mediante la resolución 64/292, reconoció el derecho humano al agua y al saneamiento como eslabón esencial para la realización de todos los derechos humanos.
En la resolución se hace un llamado a los Estados y a organizaciones internacionales para que se generen, tanto recursos financieros como de educación y capacitación, incluyendo-a su vez- la transferencia de tecnología que permitan proporcionar el suministro de agua potable y saneamiento de forma accesible y asequible a todas las personas, en especial, si llega a aquellos que cuentan con peor servicio, porque esto se traducirá en la disminución de brechas y desigualdades.
En este periodo se contribuyó a que 1,3 billones de personas de países en vías de desarrollo pudiesen obtener acceso al agua potable. Esto representó un importante avance, debido a que un saneamiento inadecuado y la exposición a agua contaminada inciden en factores determinantes para la erradicación de la pobreza y de enfermedades que pueden ser prevenibles

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